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viernes, 11 de octubre de 2013

Una noche

La luz de la farola iluminaba tenuemente el cuarto. Solo silencio. Estaban sentados en la cama, él reposaba su espalda contra el cabecero; ella se apoyaba contra su cálido pecho. Habian estado hablando todo el día. La madrugada se les había echado encima sin percatarse, el mundo no importaba; solo ellos, una pequeña habitación y todos sus secretos derramándose. Él jamás se había sincerado tanto con nadie, pero se sentía en deuda por toda la confianza que ella había depositado.

    Ella no estaba aún muy segura, a penas hacía unos días que le conocía pero por todo lo que le había contado él en ese tiempo, le daba la impresión de conocerlo desde hacía años. Aún así eran muchos los desengaños que había sufrido y el daño recibido. Por otro lado ya había pasado tiempo, más del necesario, para pasar página.

     Él le acarició el cuello. Cuando lo hizo sintió como un temblor recorría el cuerpo de su dama. “Tranquila” le susurró, “te prometo que no pasará nada que no quieras que pase, y que pase lo que pase estaré contigo”. Ella se giró y le besó...primero con duda, después con ternura; luego con pasión. “Quiero que estés segura de lo que vas a hacer, no quiero que te arrepientas”. Ella asintió con la cabeza; se tumbaron abrazados en la cama y recorrieron sus cuerpos con las manos. Entre besos y caricias se perdieron entre las sábanas.

    La habitación se convirtió en su universo, solo se necesitaban el uno al otro. Como dos naúfragos que se encuentran tras la tormenta, un descanso de todo lo malo del mundo; eso eran el uno para el otro. Pasaron los minutos y las horas. Sus cuerpos agotados se abrazaron.

    La claridad del sol la despertó. Pasaron unos minutos hasta que recordó todo. Una sonrisa invadió su rostro. Se revolvió en la cama y ahí estaba él. Despierto pero inmóvil. Ella le miró con una mueca interrogativa. “¿Qué te pasa?...¿estas bien?.” “No”, contestó él. “No estoy bien”. Ella no entendía nada, quizás había hecho algo mal, tal vez él ahora se arrepentía de lo ocurrido. “¿Qué es lo que te pasa?, ¿que sucede?”. Él la abrazó. “Que prefiero pasar mi vida despertando con la luz de tus ojos antes que con la luz del sol.”  

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